Por culpa de tu silencio estoy pariendo poemas como niñxs. Al primero, de cara azul lo castigué enviándolo al altillo. Lanza alaridos cuando rompo alguna foto tuya. El de lengua verde, atado al poste, escupe todas tus mentiras. Al mirarme hipnotiza moscas, mariposas pero no logra que llore. El tercero, con piel de toro y pelo rojo se esconde en la tarde. Con su mirada descubre mis miedos. No puedo con él. Me obliga a caminar por mis ansiedades, esa cuerda floja. Espantosa condena esta de criar poemas como bastardxs, amor.
sorteando los perromiedos ¿Quién sabe calcular la velocidad en que cae un calzoncillo o los decibeles del beso más ruidoso? Hay ropa de hombre en mi cama y debajo un laberinto de zapatos sin pares. La entrada es gratis, la salida, crimen sin juicio. Hay saliva de hombre en mi espalda para que no se noten la edad, la bofetada y el abandono. Hay leche de hombre en mi cuello ausentes las marcas y golpes. Su semenperla el más suntuoso accesorio. Hay ropa de hombre en mi cama todas las noches, todas las mañanas y nuevos gemidos y nuevas posturas que devuelven lo animal, lo posible, lo que no debería costar tan caro.
Comentarios