Por culpa de tu silencio estoy pariendo poemas como niñxs. Al primero, de cara azul lo castigué enviándolo al altillo. Lanza alaridos cuando rompo alguna foto tuya. El de lengua verde, atado al poste, escupe todas tus mentiras. Al mirarme hipnotiza moscas, mariposas pero no logra que llore. El tercero, con piel de toro y pelo rojo se esconde en la tarde. Con su mirada descubre mis miedos. No puedo con él. Me obliga a caminar por mis ansiedades, esa cuerda floja. Espantosa condena esta de criar poemas como bastardxs, amor.
Hace unos modestos años ya transformados en décadas que estudio la literatura de manera académica, con sus cánones, sus corrientes, sus épocas, sus estatutos de ficción, por lo que se puede inferir que es, pasados tantos años, inusual sorprenderme fácilmente con una obra o encontrar la novedad, especialmente en una obra de poesía, cuyo lenguaje tiende a perder complejidad en cuanto a su alcance, su capacidad de representación –y esto es un juicio de valor personal sobre un asunto estético mucho más amplio, que no tienen por qué compartir, claro-. Edu quiebra esa perspectiva. He leído sus poemas, lo he escuchado recitarlos, por eso tenía mucha confianza y expectativa depositada en esta obra y ambas fueron colmadas y excedidas por la calidad literaria de esta Primera Piedra . El arte es, entre tantas posibilidades, una manera de acreditar, de reflexionar, de simbolizar la experiencia, de evidenciar los contenidos internos del artista. La forma de la poesía lírica, la más ardua, es la q
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