Entradas

Mostrando entradas de septiembre, 2010

Puntos ordinarios

Mis dominios se limitan a cuatro puntos ordinarios de una habitación también ordinaria. Primer punto ordinario: una pequeña estufa es la protagonista de esta zona, cuyo enojo calienta el sistema galáctico improvisado. Histérica, se sujeta al enchufe para que ese estado ciclotímico brinde un toque hogareño a todo. Limita a su derecha con una cama-altar-sarcófago en donde cada noche, las ausencias se encargan de sembrar clavos para que el sueño no resulte tan barato. Una alfombra raída de un triste marrón cubre no sólo a este punto, sino a todo el reino. Segundo punto ordinario: La cama termina completando esta parte, compartiendo el panorama con una pequeña grieta a quien le cuento en las noches más oscuras: historias de niños sin padres y de perros que murieron por el síndrome del abandono. A veces desaparece sin avisar, otras crece e invita a esconderme cuando hay amenaza de lluvia y el amor supura como pasto, en donde solo hay escarcha. Este es el punto más vacío de toda