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Mostrando entradas de junio, 2006

Cítrico

Ojalá pudiera concentrar toda mi humanidad en un pomelo. Así, cuando averigue cual es tu nuevo sendero, me pondré como obstáculo. Amargo y viscoso será el jugo que derrame mi cáscara cuando sea aplastada por tu pie...

No estoy de acuerdo con Pascal

Pascal dice que cuando se ama, demasiado no es suficiente Yo pregunto: ¿Entregar el alma sin garantía de devolución no basta?

Se intentó hermetismo

En la boca: las manos taparon la salida principal. En los oídos: pequeñas porciones de algodón sirvieron. En la nariz: una cinta con pequeños agujeritos solo permitían un poco de aire. En los ojos: los párpados se presionaron unos con otros, hasta enrojecerse. En el corazón: no se previó que por ahí fueran a salir. Cada latido dictó dos sílabas... Temprano encontraron su cuerpo inerte y una hoja arrugada donde se leía: Due-le.

Esperando esperó

Sabía de memoria cada microcentímetro de aquella flor de plástico que un poco marchita y un poco fresca (le había colocado gotas de silicona, para simular salpicada por el rocío de no se sabe que mañana) era lo único que tenía para fijar la mirada. Su garganta pedía a gritos algo para lubricarse, sus dedos se movían para no entumecerse. Un paquidérmico camión que pasó le hizo temblar, haciendo vibrar todo. Apretó fuerte lo que sobraba de mantel y luego lo soltó. Tragaba saliva y ese acto competía sonoramente con el tictac del reloj. Sus ojos siguieron fijos, y un travieso intento de viento jugueteo con los cabellos que le caían en la frente. Se sumaron con movimiento los pies, marcando ritmo, siguiendo geométricamente las uniones del piso, construyendo pequeños montículos con el polvo de las baldosas. La esperanza de volver a verlo era lo único que permaneció inalterable, pues su humanidad dio de bruces contra el suelo luego de la cuarta hora de mantenerse inanimado. Con alegría se dij

El traspaso

Sustituir, mudar, trocar, change, cuatro palabras para decir lo mismo. Prefiero usarlo como producto de cambio. Así nomás es...me decían. Yo me preguntaba y miraba al techo, intentaba copiar alguna bataclana de Toulosse Lautrec (sin saber quien era) para no responderme eso que me inquietaba. Por qué perdía más tiempo queriendo escuchar Jeremy de Pearl Jam y no seguir jugando con mi Playmovil favorito, que aunque tenía el flequillo medio chueco y lo había bautizado como "Dani", me servía como objeto lúdico que entretenía, cumpliendo además el rol de amigo imaginario. Unos decían que era la edad, otros que luego me pasaría pero la verdad era que en mi interior y en mi sala de controles (o azotea, o mate o simplemente cabeza asociada a mente) se reemplazaban costumbres, formas de vestir y hasta la estatura se iba elevando (y eso que no había comido, que yo recordara, ninguna galletita u hongo como la pobre Alicia del cuento). Cansado de que me digan un montón de mentiras discret