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Presentación Primera Piedra de Edu Barreto. Kalima, 18/01/2019 - Montevideo

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Hace unos modestos años ya transformados en décadas que estudio la literatura de manera académica, con sus cánones, sus corrientes, sus épocas, sus estatutos de ficción, por lo que se puede inferir que es, pasados tantos años, inusual sorprenderme fácilmente con una obra o encontrar la novedad, especialmente en una obra de poesía, cuyo lenguaje tiende a perder complejidad en cuanto a su alcance, su capacidad de representación –y esto es un juicio de valor personal sobre un asunto estético mucho más amplio, que no tienen por qué compartir, claro-. Edu quiebra esa perspectiva. He leído sus poemas, lo he escuchado recitarlos, por eso tenía mucha confianza y expectativa depositada en esta obra y ambas fueron colmadas y excedidas por la calidad literaria de esta Primera Piedra . El arte es, entre tantas posibilidades, una manera de acreditar, de reflexionar, de simbolizar la experiencia, de evidenciar los contenidos internos del artista. La forma de la poesía lírica, la más ardua, es la q

Parto

Por culpa de tu silencio estoy pariendo poemas como niñxs. Al primero, de cara azul lo castigué enviándolo al altillo.  Lanza alaridos cuando rompo alguna foto tuya. El de lengua verde, atado al poste, escupe todas tus mentiras.  Al mirarme hipnotiza moscas, mariposas pero no logra que llore. El tercero, con piel de toro y pelo rojo se esconde en la tarde. Con su mirada descubre mis miedos. No puedo con él. Me obliga a caminar por mis ansiedades, esa cuerda floja. Espantosa condena esta de criar poemas como bastardxs, amor.

Plegaria

Levantarse/ despegar el cuerpo de la culpa/ lo inconcluso. Siempre digo su nombre en voz baja. No alterar flores/ paciencia de oruga/Mirarse las manos/ pestañas caídas/querer calvicie y escribir sobre el cuero, finas cartas de despedidas/ Las uñas y un mundo debajo de ellas/ Húmedas, tiesas/ cutículas y boca/ Buscar esculturas bajo el agua/acariciar el pelo/ sin viento, sin polvo/ jugarse hasta la nariz sin llanto, sin espera.

Elegir la poesía (*)

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“Es un fenómeno eterno: siempre la insaciable voluntad encuentra un medio para ligar sus criaturas a la existencia y obligarlas a seguir viviendo, con ayuda de una ilusión dispersa en todas las cosas” , decía Nietzsche y en el capitalismo esas ilusiones son horribles, perversas, pero algunos espíritus sublimes aún pueden entrever o fabricarse otras ilusiones que respondan a la violencia, la discriminación, la frivolidad absurda con lo que, digamos, podría ser la poesía, para introducir nuevos significados en la vida y salvarnos de la ruina colectiva, o mostrarnos otra cosa que elegir. Nuestro autor siempre ante todo, lo sabemos, eligió la poesía.   En respuesta directa a esa elección, Edu nos trae “Primera piedra”: una confesión, la historia de un alma que en sus diferentes instancias intenta superar un nombre, no sabemos cuál, no hace falta, los nombres son lo de menos, el testimonio aquí es el del gesto humano de sobreponerse a través de la poesía, decir “me duele” y escribir un

La Habana

Para que pase el tiempo, hago fuerzas, bostezo en esta plaza, con acentos que no se parecen al mío. Con miradas que se preguntan cuántas monedas puedo soltar, con niños que no saben qué es una revolución. Todos pasan, todos interrumpen el aire de sal y decepción. Te pienso y suelto lágrima, saludo a la muerte, con arroz y frijoles. Para que pase el tiempo, me reconozco traidor y envidioso.

Al amor puto

Al amor puto  todos los atentados Clavos en el asfalto que pinche, reviente y vuelque sobre los insultos Al amor puto todas las groserías las brujerías que se tatué en la espalda una mueca más La hipocresía pendiendo del lóbulo izquierdo y en los labios, nombres de hombres casados Al amor puto el culo al aire que ventile la discreción que grite fuerte quienes son de armario y suelte al aire papeles de colores como caricias Al amor puto todas las condenas Si nos escondemos damos la razón a quienes rezan a un hombre  semidesnudo crucificado y triste  porque perdió la capacidad para adiestrar a sus bestias.

Hay ropa de hombre en mi cama

sorteando los perromiedos ¿Quién sabe calcular la velocidad  en que cae un calzoncillo o los decibeles del beso más ruidoso? Hay ropa de hombre en mi cama y debajo un laberinto de zapatos sin pares. La entrada es gratis, la salida, crimen sin juicio. Hay saliva de hombre en mi espalda para que no se noten la edad, la bofetada y el abandono.   Hay leche de hombre en mi cuello ausentes las marcas y golpes. Su semenperla el más suntuoso accesorio. Hay ropa de hombre en mi cama todas las noches, todas las mañanas y nuevos gemidos y nuevas posturas que devuelven lo animal, lo posible, lo que no debería costar tan caro.