Al mirarte
Al mirarte, no me asaltaron ganas de correr barrio abajo y abrazar el primer tronco que viera. Increíblemente deseé sacarte los ojos con un bisturí, para cristalizarlos y colocarlos en un pequeño altar. Así, cuando regrese a casa cada tarde, los tendré para poder reflejarme en ellos. ¿Quién necesita así un espejo? |
Comentarios