El último poema del año


Nunca hay tormento en lo casual
Laura Yasán
Avanzar por el túnel de las horas supone valentía.
Y es un streptease cotidiano lo que muestra el cuerpo,
con su peso de ropas formando el círculo más repentino.
Coraje para soportar el yunque del ritual sobre las pestañas
y no hacer más esfuerzos que soplar el pétalo del último día.
Por que el tiempo nos ubica en medio del río de los momentos
para ver si la red pesca aquel más exacto,
aquel que se cuela
y forma parte de una de las fichas más limpias del recuerdo.
Y sí, el calendario surge como mapa
en medio del naufragio con un sol que no basta.
Por que el norte es un invento.
Es mero remedo de meta.
Hay que navegar para sentir el viento en la cara
sin ningún antifaz.
Ir así, livianos en el bote
y con el farol apagándose a medida que llegamos a la otra orilla:
El futuro

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