La quema

Espero,
espero al otro,
mientras veo los papelitos
de tus palabras quemándose
hasta la ceniza más frágil,
hasta la nada instantánea.
No se recompone lo que se volvió añicos.

La traición se posa en los hombros,
pasa la lengua por mi nuca,
deja lo amargo cerca del oído.
Tanta vuelta de hélice
y el avión parado,
dedos heridos.
Cuesta un mundo y una luna
dejar ir

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